miércoles, 29 de marzo de 2017

Tú: Biblia 2.0


Si ahora mismo tuvieras delante de ti un vídeo repleto de momentos clave de tu vida, de aquellas decisiones que han determinado el camino que estás trazando en este momento, te darías cuenta de lo idiota que has sido en mayor parte de las ocasiones por dejar vencer al miedo o por simplemente haber pensado que tal vez era demasiado tarde como para salir corriendo o  incluso para quedarte.

El miedo actúa dentro de nuestro cuerpo como una niebla oscura que nos paraliza de pies a cabeza e impide que veamos las cosas con claridad, pero lo que realmente hace que no avancemos aún sin dejar de caminar es el hecho de no creer.

No creer que se pueda, no creer que se llegue, no creer en ti.

Algo que mi madre me ha repetido y que no pasa día que no agradezca es ese “cree en ti” cuando la presión en el pecho era más grande que las ganas de continuar.

“Cree en ti que, aunque no lo veas ahora, todo tiene solución. No te preocupes.”

Estas cosas, cuando tienes la autoestima a tres metros bajo la corteza de la primera capa de la Tierra, cuestan de ver. Pero a la larga lo ves. Y cuando lo ves, te das cuenta. 

Eres invencible.

De hecho somos, porque deberías creer en ti, pero en mí también y creer que cuando te digo que el sudor no es grasa líquida, te lo digo de verdad.

Cambio de tema brusco que te cagas, pero oye, que los mejores encuentros son los que no se planean.

De verdad, me gustaría aclarar esto de que las ronchas asquerosas en las axilas, espalda y demás no son sinónimos de adelgazar, así que no te tortures quedándote cinco horas en la sauna, poniéndote veinte capas en pleno verano cuando sales a correr para sudar más o lo que quiera que hagas que después de leer esta entrada vas a considerar “el primer motivo por el que me descojoné de mí mismo después de empezar a creer en mi”.

El sudor no es más que un indicador que te da el cuerpo cuando su temperatura empieza a aumentar y, para contrarrestar este caloret interno, nuestro cuerpo trata de evaporarlo eliminando agua y sodio (más conocido como sal, de ahí que sea tan salado, como las lágrimas… y yo).

Sin ir más lejos, piensa en cómo dejas de empapada la cama cuando estás enfermo y a 38ºC de fiebre.

Todos estamos de acuerdo que, en la mayoría de los casos, el sudor es algo que da bastante grima, pero sin él, petaríamos cual huevo en el microondas – no lo pruebes en casa, por experiencia te lo pido – porque nuestro cuerpo no sería capaz de soportar semejantes temperaturas.

Es cierto que posiblemente, después de hacer ejercicio o salir de una sauna puedas llegar a pesar unos gramos menos, pero éstos los vas a recuperar a la que bebas 0,30 ml de agua. Y con esto no quiero decir que la sauna no sirva para nada, ojo, que tiene millones de propiedades como el de mejorar el aspecto de tu piel, eliminar toxinas, combatir con la celulitis e incrementar la circulación de la sangre.

Pero al caso. Que si haciendo zapping a las tres de la madrugada acabas en la Teletienda y ves esa faja reductora que te hace sudar y perder 20 kilos en un mes, cambia de canal. Todo lo que parece fácil y rápido, acaba pasando factura.

No existe forma más eficaz de eliminar todo lo que sientas que te sobra que a base de una dieta equilibrada y con un mínimo de 4 horas de ejercicio a la semana.

No olvides nunca que no por el simple hecho de no ver los resultados que buscas en el tiempo que te propones significa que hayas fracasado o que debas dejar de confiar en ti. Hay personas que necesitan más tiempo que otras y eso no significa que seas peor que los demás. Lo que importa es cómo te sientas tú durante el proceso.

Recuerda que no existe Dios que vaya a sacarte las castañas del fuego, ni Dios que te vaya hacer la vida más fácil... a no ser que te refieras a ti mismo como tal. 

Cuando dejes de confiar en ti, confía en mí y vuelve a leer esta o cualquiera de las entradas anteriores, que mi función aquí es hacer que quieras y disfrutes haciéndote dueño de tu propio destino.


¡Pasta la vista, babies!💋

Lai


¿Aburrido? ¿Tienes dudas? ¿Eres un hater empedernido y llevas más de un minuto sin meterte con nadie? En la descripción encontrarás mi mail, estoy abierta a propuestas, dudas, preguntas y de 8 am a 22pm.

¡¡¡Que sepáis que todos los comentarios y dudas que me mandáis me vuelven loca de la ilusión!!!


Pd. Estoy de la Primavera hasta el




Algún día hablaré del yoga y entenderéis mi afición

miércoles, 22 de marzo de 2017

Unicornios, nubes y Zonas de Confort

Fitcípulos, hoy estoy de luto. Muy triste. Desbordada. Desquiciada. DESOLADA.

Hace un par de días se me doblo el tobillo cual cuchara ante la mente de un ilusionista y ahora vivo con un esguince, un pequeño desgarre y una venda que me hace de segunda pierna de lo gorda que es.

Y sin poder entrenar.

Y ahora pensarás, “boh, qué penosa y payasa que es, adicta a hacer ejercicio”, pues bien que lloras cuando te deja tu novi@ y en lugar de llamarte payas@, te consuelan, dan palmaditas en la espalda y compran helado para un cargamento militar entero. Y seguro que ahora, si me tuvieras delante, me dirías: “No es lo mismo”.

Pues sí. Es exactamente lo mismo. Cuando sales con alguien y estás enamorado, no paras de pensar en aquella persona, lo bien que te hace sentir y lo feliz que eres con ella. Te vuelcas enteramente a ella y no puedes parar de buscar cosas que le hagan sentir igual de bien que ésta te hace sentir a ti. Pero, ¿qué pasa cuando no la tienes a tu alcance durante una semana? Mal humor, bajones de ánimo, necesidad de sentirla cerca, de saber que todavía la tienes contigo e incluso, necesidad de consumirla, podríamos decir.

Ahora, substituye la ausencia de una persona con la ausencia de la Heroína para un adicto. Oh, vaya, pero si son prácticamente los mismos síntomas que se tiene cuando se está con mono, ¿no?

Bien, la responsable de esta maravillosa dependencia que nos hace perder tantísimo la cabeza pero que a su vez nos deja comiendo nubes de azúcar de colores mientras cabalgamos en el lomo de un unicornio con purpurina, recibe el nombre de dopamina, que es un neurotransmisor que se libera cuando recibimos estímulos que nos dan placer o nos hacen sentir bien y nos deja con ganas de más.

¿Podrías imaginarte, entonces, qué me dirías si te dijera que existe algo que te puede llevar a la cúspide de la felicidad sin tener que involucrar a nadie más que a ti mismo?

Imposible, ¿no? Pues no, estás otra vez equivocado. Vaya día llevas hoy…

El hecho de entregarnos al ejercicio no sólo nos hace liberar dopamina, sino que también serotonina, que desata esa sensación de relax y se encarga de subirle el ánimo a la gente - que padece de depresión, por ejemplo -, y endorfinas, que son hormonas que hacen que nos sintamos  eufóricos, felices y alegres. Vamos, todo un castillo de fuegos de emociones contentas y alegres y locas por la vida.

Una vez entiendas que sólo bastan cinco horas a la semana para hacer que tu vida deslumbre al Sol con ese feeling en el pecho de sentirse el Dios y creador de esos paseos en unicornio, te darás cuenta de lo poquísimo que cuesta ser feliz y quererse a uno mismo y, por lo tanto, dar y entregar el mismo amor a quienes nos entregan esas dosis de dopamina gratuitas.

Puede que al principio de pereza, pero todo es cuestión de tiempo. El dolor que quieres evitar durante y al día siguiente después de hacer ejercicio, luego es lo que más deseas. Te alimentas de él – casi literalmente, después de entrenar acabas con un hambre que te comerías al unicornio que te sacó a pasear – e incluso te sientes más realizado contigo mismo.

Muchas veces, necesitamos un poquito de dolor para sentirnos a gusto y para ver que fuera de la zona de confort las cosas tienen un brillo especial. Algo que uno no podría definir si jamás ha salido de ella, algo que sólo los que se atreven a avanzar pueden llegar a definir como “la mejor decisión que he tomado en mi vida”.

Así que, no te lo pienses más y haz ejercicio, que no solo estarás más buen@, sino que serás más feliz. Y eso se nota en las apariencias. Hay estudios que dicen que cuánto más feliz seas más atractivo te ven los demás. ¡Si es que son todo son ventajas…!

¡Pasta la vista, babies!💋


Lai





miércoles, 15 de marzo de 2017

Mamá, Papá, estoy embarazada



Hay dos cosas en la vida que uno tiene que asumir: La primera es que Satán se ha jubilado y le ha pasado el reinado de malo malísimo a su hija y princesa de su vida Caloría y que no todo el mundo está preparado para el éxito.

Y es que para llegar al punto en el que tengas que ir al baño con un par de señores de dos metros de altura, trajeados, con sus pinganillos y sus gafas puestas hasta de noche, antes tienes que cagarla, y mucho. 

No existe hombre de negocios ni persona famosa que no haya fracasado en algún momento de su vida, pero ésa es la gracia, ¿no? Apostar, perder, aprender, apostar, perder, aprender, apostar, perder, aprender, apostar, ganar.

De todas formas, lo que le da sentido a la vida es arriesgar – y dejo de hablar del tema que me pongo pesadita – y no dejarse llevar demasiado por las malas noticias, que son siempre parte del juego. En cada esquina, una putada, como en el parchís.

Pero oye, que no pasa nada. Al final, cuando las cosas te van muy bien, acabas echando de menos no caer en el pozo y estar un par de partidas sin tirar, que los descansos tampoco son tan malos, hazme caso. Además, tardes lo que tardes, siempre vas a llegar a la meta, así que perdedor, de eso que llaman perdedor, no serías. Hay que hacerte amigo de las cosas de las que tienes que tomar como lección por obligación.

Y hablando de hacer amigos, me gustaría presentarte a mi compañero de fatigas, el Síndrome del Intestino Irritable o, para los amigos, Colon Irritable. 

Este fue mi primer amigoenemigo cuando conocí el mundo del Fitness. Empecé siendo una bolita de grasa y acabé siendo una bolita de avena y brócoli.

Para quienes no lo sepan, el Síndrome del Intestino Irritable es un trastorno intestinal que causa embarazos de 3 meses temporales (véase la imagen adjunta), dolor abdominal, que visites más a menudo de lo normal al Sr. Roca🚽 o no lo visites prácticamente nada, entre otras. 

Según las palabras de mi doctora, es una especie de Intolerancia al Glúten, sólo que rechazas a un grupo de alimentos algo más extenso y que cada vez se está haciendo más famoso debido a toda la porquería y químicos que nos inyectan en la comida sin darnos cuenta.

En un par de años este síndrome será trending tópic, que pasará a usarse a modo de hashtag. #igers #follow4follow #colontime #SII #havingfun #intestinos #colonirritable. Si no tienes el SII, no eres un Cool Kid.

Fuera bromas, que esto más que serio, es muy duro. De estar comiendo todos aquellos alimentos que uno consideraría Top Sanos (avena, leche, verduras crudas, pasta y pan, comer más de 3 piezas de fruta al día,…), me prohibieron más de la mitad por la cantidad de fibra que contenían y que, por consiguiente, podían llegar a saturar mi sistema intestinal.

¿Que cómo se superan estas cosas cuando estás hinchado cual pez globo? Una vez sepas que se trata de colon irritable (es importantísimo que te mire un doctor), bebe mucha agua, elimina el café y los tés, come en porciones más pequeñas y alimentos que no sean demasiado fuertes, como el pollo con patatas al horno, por ejemplo y, aunque parezca contradictorio, haz ejercicio, ya que ayuda a eliminar el estrés y las tensiones – cosa que se acumulan muy gravemente en el estómago y pueden también llegar a causar hinchazón abdominal -, y por lo tanto, a saber controlar mejor el calvario. 

Se dice que en el estómago existe un segundo cerebro, ya que por ahí circulan más de cien millones de neuronas que están conectadas al cerebro. Es como una especie de radiopatio dentro de nuestro cuerpo: La vecina del primero que está por nuestras entrañas le dice al vecino del cuarto – en el cerebro principal, por así decirlo - que tiene hambre y éste actúa de una determinada forma; poniéndose de mal humor y agonizando, en mi caso.

Es por eso que, cuando estamos tristes, estresados o padeciendo ansiedad, lo reflejamos en el estómago, bien sea hinchándonos, ganando unos kilillos de más transformados en grasa abdominal o comiendo hasta vaciar la nevera, que también nos lleva a la opción de ponerse hecho un cerdo. 

Sea como sea, los intestinos son más sensibles que la vajilla de porcelana que tiene tu abuela en un estante con puertas de vidrio y que de pequeño tenías permanentemente prohibido tocarla, mirarla o soplarla a esta o a sus alrededores, y por eso hay que cuidarlo.

¿Cómo? Come con un poco más de cerebro, o con los dos, que también cabe y sé feliz. Sonríele a los problemas, busca el éxito en la vida y si caes en alguna casilla que te hace correr con desventaja, ¡qué más da!

Muchas veces es mejor ir despacio, admirando lo que tienes a tu alrededor y teniendo mil cosas que contar cuando llegues a la meta, que correr despavorido por el simple hecho de querer llegar antes y que no tengas nada de que hablar. Tarde o temprano, todos llegamos al final y tú decides como va a ser tu camino pero, por el amor de Dios, haz que valga la pena.

¡Pasta la vista, babies!💋

Lai









miércoles, 8 de marzo de 2017

¿Y si...?



Hablemos de todas las cosas que no hemos hecho por cobardes. Sí, sí. Tal cual. Por tontos, por no arriesgar, por miedo al rechazo o por cruzar la línea más de lo que creemos que deberíamos.

Estamos más cargados de arrepentimiento por no haber hecho cosas que por haberlas hecho. Y eso es fatal para el cutis.

Tírate a la piscina, ¡hombre! Tal vez la pilles vacía y te quedes con trece dientes menos pero, no sé, existen los implantes y las fundas bucales. Para todo hay arreglo, menos para el malestar estomacal que se te queda al pensar que pudiste haber hecho algo que ya jamás tendrás la oportunidad de repetir.

¿Qué hay de aquello que hace años que tienes en mente y que no tienes huevos de sacar a la luz por miedo a lo que pensarán? Este Blog es una de esas cosas y créeme que han pasado años y años de “va, Lai, este año sí”. Y no. Hasta que sí. ¡Click!

Estos “clicks” mentales que hacen que de repente sientas unas ganas locas de comenzar todo aquello que te propusiste años atrás, no sólo se accionan porque sí, porque te levantas y te dices a ti mismo “hoy es el día”, sino que también suceden por pequeños empujones. Bien sea tu madre con la chancla en la mano amenazándote con que como no limpies tu habitación duermes en la calle o alguien diciéndote que se te da bien esa cualidad que se requiere para hacer lo que una vez te propusiste y no llegaste a cumplir.

Todo es cuestión de escuchar, porque todo el mundo tiene algo interesante que decirte y no tiene por qué ser de forma directa.

“Han abierto un restaurante que tiene muy buena pinta” como sinónimo de “tengo ganas de verte, te echo de menos”, por ejemplo. Si te pararas a reflexionar sobre lo que las personas hablan contigo, tú mismo puedes llegar a saber el puesto que ocupas en su corazón.

Y que si no lo ocupas, te lo creas tú solo. O al menos lo intentas, que para eso es bueno arriesgar.

Además, es muy tópico, pero todo sirve como lección. Yo, de pequeña, era muy fan de meter el dedo en los enchufes y aunque tenía a mis padres constantemente encima de mí, procurando que no me acercara a ninguno, a la que se despistaban ya estaba teniendo mi cita con el aparato eléctrico mortal. Hasta que un día pasó, porque tenía que pasar. Me tenía que electrocutar porque sí, porque me podía haber quedado, pero también me podía haber convertido en Rayowoman y eso no tiene precio. A partir de ese momento, pasé de los enchufes a los Muñecos Playmobil, y se acabó a la historia.

Necesitamos pegárnosla, hacernos daño y destrozarnos a nosotros mismos para pasar página. Y esto es así. La vida es así. Estamos aquí para eso, uno no se muere por las decepciones, uno se muere por dejar que pesen demasiado en la consciencia. Ya dije en su día que la mente es lo más poderoso que existe en este mundo, y que si la tienes en tu contra, estás perdido.

¿Sabías que cualquier emoción, neurológicamente, solo dura 90 segundos? 90 segundos en ser metabolizada y asimilada en nuestro cuerpo y 90 segundos en desvanecerse. Y yo me sé de personas que se tiran enfadadas un mes. Mente, mente, mente.

Así que lucha por ella, por él, por tu sueño, por el último trozo de pizza, de brócoli, por las ganas de levantarte, de ir al gimnasio, a correr o de recuperar lo que crees perdido, tal vez el destino esté escrito ya y esté esperando a que hagas el “click” para que todo vaya a tu favor. Y si acaba por no ir y te decepcionas, total…

Las emociones solo duran 90 segundos.


¡Pasta la vista, babies!💋

Lai


 Y por cierto, ¡Feliz Día de la Mujer a todas aquellas personas que se sientan como tal!




miércoles, 1 de marzo de 2017

No eres tú, soy yo



Si te pusieras realmente a analizar todo lo que te ha pasado desde que cuentas con tu consciencia hasta el día de hoy, te darías cuenta de que muy pocas cosas que dijiste en un momento determinado, ahora carecen de todo el valor que se le dio. “Siempre voy a estar a tu lado”, “no l@ conozco pero solo con ver las cosas que hace ya me cae mal”, “te prometo que”.

Vivimos en el futuro y eso es un error colosal. Nos encantan los planes, nos volvemos locos pensando en todo lo que nos queda por vivir y nos olvidamos de lo que está sucediendo en este mismo momento. Dependemos de tantísimas cosas, de tantísima gente que nos descuidamos a nosotros mismos y dejamos de lado lo que realmente es importante. Y en ocasiones eso ocurre porque no nos queremos lo suficiente.

Necesitamos pasar tiempo con amigos, fuera de casa, por el simple hecho de evitar quedarnos a solas con nosotros mismos por miedo a no saber qué decir. A pensar demasiado, a no saber medir las palabras de lo que quieres o tienes que decirte. Y eso es un problema. Como ya he mencionado arriba, todo es eventual. Las personas se van, llegan nuevas, lo que sentiste ayer puede no ser lo mismo a lo que vayas a  sentir hoy, cambiamos los gustos por las cosas como de ropa interior.

Lo único que permanece contigo eres tú.

Tú eres la persona que va a estar a tu lado el resto de tu vida y eso debe ser motivo suficiente para hacer cosas por ti. Para quererte y para sentir que no hay nadie que se merece ser cuidado mejor que tú. Pasa tiempo contigo, ríete de tus propias bromas, que los dos sabemos que en el fondo sí que lo haces, échate la bronca y perdónate luego. No eres perfecto. Nadie lo es.

Una vez sientas que empieces a quererte y a estar cómodo hablando a solas contigo mismo – estoy pirada, sí, suena raro -, vas a empezar a medir tus relaciones conforme lo que sientas que es beneficioso – no interesado, es distinto - para ti, y vas a sentir que tienes tu hoy agarrado por los cuernos.

Una vez sientas que empiezas a quererte, dejas de lado los “te quiero” vacíos de significado por un “dime algo cuando llegues a casa” lleno de saber lo que realmente es querer a alguien en tu vida.

Una vez sientas que empiezas a quererte vas a dejar de ver los lunes como lunes y más como nuevas oportunidades, nuevas cosas que hacer, aunque todo lo que hagas sea lo mismo cada día. Las cosas cambian mucho cuando sientes que estás al mando. Es como un sueño lúcido pero con la vida. Los problemas saben menos amargos y las alegrías son puro éxtasis.

Una vez sientas que empiezas a quererte te va a dar igual repetir la misma frase en cuatro párrafos  seguidos porque este es tu blog y escribes como te da la gana y te consideras gracioso que flipas y sabes que estás sacando al menos una sonrisilla mental al que te está leyendo (los “jajaja” donde no gesticulas músculo alguno pero que en el fondo, no sé, te ha hecho gracia. Muy en el fondo).

Poniéndonos serios, por favor, quiérete más, o al menos quiere hacerlo. No hay nada más bonito que ver una persona que no se machaca a sí misma ni a los demás por estar inseguro de mostrar que se autoaprecia. Las energías existen, y también existen las energías que incitan al rechazo cuando son demasiado pesimistas. Haz el favor y no me seas una energía en pena, que seguro que tienes mil cosas que ofrecerle al mundo y no lo haces porque piensas que tampoco eres tan bueno.

¡Pasta la vista, babies!💋

Lai


Pd. Me he ido un poco del contexto, pero necesitaba mucho redactar sobre esto, así que esta entrada también me la dedico a mí.