Que no, hombre, que no te
engañen. La única manera de perder tanto peso en tan poco tiempo es, además de
una liposucción, un buen lavado de huesos. Si puedes vivir con un par de
costillas menos no hay de qué preocuparse, ¿no?
Con todos mis respetos, estamos
tontos de la cabeza. Nos pasamos la vida pendientes de un número, nos pensamos
que un aparato que mide el peso de las cosas nos va a decir quién somos. Pues
escúchame bien,
las básculas solo son útiles para
los camellos, los que se dedican profesionalmente en el mundo del Fitness y para
los ángeles caídos del cielo que hacen pasteles y cosas rellenas de chocolate y
crema.
Para saber cuánta grasa tienes,
no. NO. Hay demasiadas variables que influyen en el número que aparece en la
báscula, como por ejemplo, lo mucho que te pesa la cabeza, los huesos –
densidad ósea, sigue sin existir el Síndrome de los Huesos Anchos, lo siento –
musculatura, etc… Así que, por Dios bendito, deja de darle la lata a tus pobres amigos/familiares/animales de compañía con que estás gordo basándote en lo que una máquina que solo mide el peso global de las cosas pueda decir.
¿Cómo puedo saber si necesito
perder un kilo o diez, pues?
Paso 1: Cómprate un espejo.
Paso 2: Asegúrate de que no hay
ventanas abiertas o cortinas descorridas a tu alrededor.
Paso 3: Quítate la ropa.
Mírate. Mira qué ves. ¿Te gusta?,
¿cambiarías algo?, ¿qué? y, ¿por qué no lo haces? No existe mayor motivación
que mirarte en el espejo y que no te guste lo que ves.
Después de las personas que
sorben la sopa como si fueran un hipopótamo con apnea, lo segundo que me da más
rabia en este mundo, son las personas que se quejan de un problema que pueden
solucionar y no lo hacen porque es mucho más simple quejarse de él toda la
vida. La zona de confort es hermosa, pero nunca nada crece ahí, amigo mío.
Yo, hablando desde la
experiencia, me he sentido muy esclava tanto de las opiniones de los demás,
como de la báscula y, ¿sabes qué? Tanto una cosa como la otra me llevaron al
abismo hasta que me di cuenta de que se puede vivir bastante bien sin ninguna de las dos. ¿Cómo? Déjame que te ilumine el camino, venga.
Se le ha otorgado el nombre de
Alimentación Saludable y consiste en comer de forma balanceada sin tener que
masticar hielo, chupar cartón, dejar de comer pan o plátano o lo que sea que
diga la dieta que has encontrado por Internet que te hace perder tantísimos
kilos en una semana. En todo caso, la única dieta que hay que seguir es la del
Cucurucho… No sé si me sigues😏
Bien. Dicho esto, antes de
proseguir, necesito que tengas claro algunos conceptos clave para que seas
consciente de qué estás haciendo con tu alimentación, y estos son los llamados
Macronutrientes, que a su vez están compuestos por:
- - Proteinas, que no solo se encargan de hacer
crecer y reparar el músculo, sino de crear anticuerpos ante cualquier infección
y mantenernos saciados durante más tiempo (entre otras). Suele haber una gran
cantidad de proteínas en las carnes blancas, las rojas, el pescado, el huevo,
la soja, la leche (y sus derivados), frutos secos (cacahuetes – una vez pruebes
la crema de cacahuete ya no hay vuelta atrás -, almendras, nueces…)
- - Grasas, cuya función es proporcionar energía y
reservarla, proteger algunos órganos creando capas y regular nuestro flujo
hormonal. Teniendo en cuenta que estamos hablando de alimentación saludable,
vamos a dejar de lado las grasas saturadas (como bien sabemos, todos aquellos
alimentos procesados, como la bollería, mantequillas, etc.) y nos centraremos
en las insaturadas, que se encuentran en alimentos como el aceite de oliva, el
aguacate, frutos secos, los quesos, algunos pescados como el salmón y el atún,
en el huevo, etc…
- - Y por último pero no por ello menos importante…
los temidos Hidratos de Carbono, que son prácticamente lo que nos ayuda a
mantenernos - energéticamente hablando – de pie. Son nuestra fuente de energía
por excelencia, regula nuestro organismo (ayudan a combatir estreñimiento,
sacian – gracias a su lenta absorción -, reducen el colesterol…, vamos, un
diamante en bruto. Lo único es que hay que saber es qué tipo de carbohidrato
escoger.
Dentro de esta categoría, los alimentos que deben entrar sí o sí en nuestra alimentación diaria son las frutas y verduras – cualquiera, todas son riquísimas en fibras y en azúcares naturales, esenciales para nuestro organismo -, los tubérculos – patatas, boniatos, zanahorias-, las legumbres – lentejas, garbanzos, soja, frijoles…- y todos aquellos alimentos ricos en fibra y de grano entero, como la pasta y el pan integral, el arroz, los frutos secos, los cereales orgánicos, etc…
Dentro de esta categoría, los alimentos que deben entrar sí o sí en nuestra alimentación diaria son las frutas y verduras – cualquiera, todas son riquísimas en fibras y en azúcares naturales, esenciales para nuestro organismo -, los tubérculos – patatas, boniatos, zanahorias-, las legumbres – lentejas, garbanzos, soja, frijoles…- y todos aquellos alimentos ricos en fibra y de grano entero, como la pasta y el pan integral, el arroz, los frutos secos, los cereales orgánicos, etc…
Esta información es
introductoria, una guía para tener claro qué hace qué, y que ningún
macronutriente debería ser eliminado de nuestra dieta a no ser que busquemos
acabar en el hospital o enfermos crónicos.
Bien. Una vez el sermón, ¿qué?
Debemos tener muy claro las proporciones de cada grupo, ya que los excesos son
lo que nos pone fofos.
Vamos a imaginarnos un plato. La
mitad de este plato debe estar constituido por carbohidratos – preferiblemente
verduras, como ensaladas o cualquier verdura que te guste -, un cuarto del
plato por proteínas y el otro cuarto por granos – preferiblemente integrales,
como la pasta, el arroz o el pan –, o por legumbres o tubérculos.
Así que una comida balanceada,
por ejemplo, quedaría algo así como: medio plato de ensalada, un cuarto de
plato de pollo, el otro cuarto de lentejas y de postre, una rodaja de piña.
Fácil, ¿a que sí?
Por otro lado, entre comidas
también hay que mantener nuestro organismo funcionando, y no sé tú pero, yo,
dos horas después de una comida, tengo el estómago que parece que no haya
comido en cinco días, así que hay que tener en cuenta que tiene que existir
algún snack entre el desayuno, comida y la cena, que debe seguir siendo
balanceado, teniendo en cuenta lo que te he dicho ahí arriba, por ejemplo, una
rebanada o dos de pan integral (Carbohidratos) con aguacate (Grasas), un par o
tres, o cuatro de rebanadas de tomate o lonchas de pavo (Proteínas) y una
manzana.
Tal vez me entre el venazo en
breves y suba alguna receta.
Y esto es todo por hoy, miércoles
que viene mitos y leyendas sobre los carbohidratos que, por lo menos a mí, me
resultó útil e interesante saber.
¡Pasta la vista, babies!💋
Y otra cosa te voy a decir…
¿Sabes que si haces ejercicio quemas más calorías durante el día y puedes comer
más? No sé… piénsalo.
Lai
jajajaj bonissim
ResponderEliminarPibon!!!!!!
ResponderEliminar